"Tradition is nicht die Anbetung der Asche, sondern die Bewahrung des Feuers."
"La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la conservación del fuego."
G. Mahler

lunes, 6 de junio de 2016

LA ODISEA EN 1º DE BACHILLERATO: FIN DEL VIAJE Y CAMBIO DE ETAPA, CANTOS X-XIII

Llega el fin de curso. Y sin proponérnoslo, por esas casualidades de las aventuras, el final de nuestra travesía ha coincidido con el final del viaje de Odiseo. Terminamos leyendo cómo los feacios dejan a Odiseo en la playa de Ítaca, después de sus encuentros con vivos y muertos por el mundo mediterráneo.
Como siempre, os dejamos las frases o fragmentos de los cantos X-XIII que han seleccionado en sus lecturas algunos de los alumnos de 1º de bachillerato.

CANTO X DE LA ODISEA

Circe da la poción a los compañeros de Odiseo. (Foto: S. Giralt)
«Entre tanto, yo, al despertarme, dudé en mi ánimo intachable si dejarme morir arrojándome de la nave al mar, o soportarlo en silencio y seguir compartiendo con ellos la vida. Lo sufrí y me quedé.» Od.10.50-53 (Sergio Tinaquero)

«¿Quién eres entre los hombres? ¿Dónde está tu pueblo? ¿Quiénes son tus padres? Me sorprende que, habiendo bebido estos venenos, no te hayas transformado. Jamás hombre alguno que los pasó por entre sus dientes los hubo resistido. Tú albergas en tu pecho un ánimo indomable, o eres el ingenioso Ulises, que debía llegar aquí a su regreso de Troya a bordo de su negra y rápida nave, según Hermes, el de áurea varita, me tiene predicho. Pero guarda de nuevo tu espada en su vaina, y acostémonos los dos en el mismo lecho, a fin de que nos unamos y nos confiemos mutuamente.»
Od.10.123 (Rosángela Reyes)

«De cerdos tenían ya las cabezas, la voz, los pelos y el cuerpo, aunque su mente permanecía tal como antes.»
Od.10.241 (Andrea Croitoru)


CANTO XI DE LA ODISEA

«Llegó luego el alma de mi madre difunta, Anticlea, hija del magánimo Autólico, a quien viva había dejado al partirme hacia la sagrada Troya. Al verla allí me eché a llorar y la compadecí en mi ánimo. Pero ni aun así le permití, a pesar de mi densa pena, acercarse a la sangre antes de haber interrogado a Tiresias.»
Od.11.84 (Andrea Croitoru)

«Así habló, y respondiéndole, le dije: "Cumpliré, infeliz, todas esas cosas." Nos decíamos estas tristes palabras, teniendo yo mi espada sobre la sangre, mientras al otro lado de la fosa mi compañero hablaba largamente.»
Od.11.130 (Rosángela Reyes)

«De igual modo yo perecí y cumplí mi destino. Pues no me mató en el palacio la muy certera Flechadora asesteándome con sus suaves flechas, ni me sobrevino ninguna enfermedad que me arrebatara del todo el ánimo en una odiosa consunción del cuerpo, sino que fue la añoranza de ti, de tus cuidados y tu amable carácter, famoso Odiseo, lo que me quitó la dulce vida. (Madre de Odiseo)»
Od.11.200-205 (Sergio Tinaquero)


CANTO XII DE LA ODISEA

Odiseo y las sirenas, British Museum (Foto: S. Giralt)

«Desdichados los que, vivos, habéis descendido a la morada de Hades, pues moriréis dos veces, mientras los demás hombres solo mueren una. ¡Vamos! Comed y bebed durante todo el día, hasta la caída de Helios; y al nacer el alba volved a navegar, y yo os indicaré el camino y os advertiré de toda cosa, para evitar que sufráis aún males crueles en el mar y en la tierra.»
Od.12.143 (Rosángela Reyes)

«Pero si, irritándose a causa de las vacas de altos cuernos, decide destruir nuestra nave, y eso lo aprueban los otros dioses, prefiero perder la vida de una vez tragando olas que desfallecer lentamente en esta isla desierta.»
Od.12.350-353 (Sergio Tinaquero)

CANTO XIII DE LA ODISEA

«Pues ya anhelaba partir de regreso. Como cuando un campesino aguarda con ansias la cena, después de haber empujado por el campo, tras sus bueyes rojizos, el resistente arado, y ve con placer sumergirse la luz del sol para encaminarse al fin a su casa, y al ponerse en camino le tiemblan las rodillas.»
Od.13.32-35 (Sergio Tinaquero)

«Y el ingenioso Ulises le contestó, diciendo: "¡Oh, Dioses! Yo hubiera perecido de una muerte maldita en mi palacio, como el Atrida Agamenón, si tú, ¡Oh Diosa!, no me avisaras a tiempo. Mas dime como castigaremos a esos hombres. En pie y a mi lado infunde en mi ánimo una gran audacia, como el día en que hubimos de destruir las fuertes murallas de Troya. Si permaneces a mi lado llena de ardimiento, ¡Oh Atenea de los ojos claros!, si tú me ayudas, ¡Oh venerable Diosa!, yo lucharía solo contra trescientos guerreros.»
Od.13.160 (Rosángela Reyes)

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