"Tradition is nicht die Anbetung der Asche, sondern die Bewahrung des Feuers."
"La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la conservación del fuego."
G. Mahler

martes, 19 de diciembre de 2017

VII JORNADAS SOLIDARIAS EN EL MIGUEL CATALÁN Y LA LITERATURA GRIEGA

Nos gusta mirar a Grecia desde esta ventana del blog, desde la ventana del IES Miguel Catalán. Esta vez les proponemos un juego reflexivo a los estudiantes de Humanidades de 1º de Bachillerato. El martes asistieron a la ponencia del profesor de Economía David Gómez que hablaba de su experiencia como voluntario en África durante varios veranos y recogieron sus ideas. Ahora toca ir a la literatura griega, a nuestra primera literatura, y ver algunas de esas ideas en la Odisea, en la obra fundadora de nuestro pensamiento, de nuestra cultura.

Leamos a Homero (Od.14.29-59):

«Apenas vieron a Odiseo [transformado en anciano andrajoso y sucio] los perros de furioso ladrar  corrieron hacia él con sonoros gruñidos. Entonces Odiseo se sentó cautelosamente y dejó caer de su mano el bastón. Allí pudo haber sufrido un feroz asalto, delante del establo, a no ser porque el porquerizo acudió pronto y corrió desde la entrada con pies veloces, soltando el cuero de su mano. Dándoles gritos y con repetidas pedradas a uno y otro lado, ahuyentó a los perros y luego dijo estas palabras a su señor:
"¡Ah, anciano, por poco no te han despedazado los perros en un momento, y entonces me habrías dejado cubierto de infamia! ¡Bastantes dolores más y lamentos me han dado los dioses! Yazgo lamentándome y apenándome por mi heroico dueño [Odiseo], y me fatigo cebando cerdos grasientos para que otros se los coman. Mientras tanto aquel, tal vez necesitado de alimento, vaga errante por un país y un pueblo de habla extraña, si es que todavía vive y ve la luz del sol. Pero sígueme, entremos en la cabaña, para que tú también, viejo, te sacies a gusto de comida y bebida, y luego me cuentes de dónde eres y cuántos pesares has sufrido".
Después de hablar así, lo condujo a su cabaña el divino porquerizo y le hizo entrar y sentarse; esparció unas ramas frondosas y extendió sobre ellas el pellejo velludo de una cabra montés, su propia yacija, amplia y mullida.
Se alegraba Odiseo de que así lo acogiera, y se dirigió a él y le dijo:
"¡Que a ti, huésped, te concedan Zeus y los demás dioses lo que tú más deseas, porque con buen corazón me has acogido!".
Y le contestaste, en respuesta, porquerizo Eumeo:
"Extranjero, no tengo por norma despreciar a un huésped, ni si llega alguno incluso más mísero que tú. Pues de Zeus vienen todos los huéspedes y mendigos. Mi donativo resulta pequeño, pero sincero.»
(Trad. C. García Gual)

La pregunta sería:

«¿Dónde están nuestras ideas entre Homero y el movimiento de voluntariado de nuestro siglo? ¿Quiénes somos nosotros?»