Llegada al Palacio de Velázquez de parte de los participantes MC. |
El mayor triunfo fue estar ahí. Sin saber si la preparación que habían hecho era la adecuada para unas preguntas que nunca sospechamos por dónde pueden sorprendernos, estaban ahí, todos, y más (gracias Paul). Esto no había ocurrido nunca entre los gymkhaneros del MC. Esta vez triunfaron en asistencia y puntualidad, que es decir, compromiso y responsabilidad.
Este año los participantes no se conocían apenas al comienzo de nuestro curso mitológico. Lunes a lunes nos han reunido los mitos y el deporte. Y lo que en noviembre era una amalgama de alumnos, ayer era un grupo de compañeros, de amigos. Ayer triunfó también la convivencia, admirable lección de convivencia en medio del desafío.
Pero además, en medio de la pereza y el cansancio que nos invaden a lo largo del curso y las ganas de tirar la toalla que a menudo se imponen entre acusativos y diccionarios, entre exposiciones orales y aburrimientos académicos, ayer, pese a una cola desesperante para hacer una prueba que no podían saltarse, pese a las dificultades para encontrar todos los puestos, pese a todo, los dos equipos del Miguel Catalán llegaron al final, sin tirar la toalla, con sus pasaportes a medias, pero con una sonrisa e incluso con un selfie en la memoria. Triunfó también la perseverancia. Increíble lección de perseverancia sin esperar nada a cambio.
Miriam Núñez y Raúl Bodas entre los capitanes dispuestos a empezar |
Y triunfó la diversión, y el juego limpio, y todo lo que aprendieron, y el Retiro, y el buen tiempo... y para los que nos emocionamos con los acusativos y los diccionarios, con las exposiciones orales y la academia, triunfó el mundo clásico en estos dos equipos de gentes, radicalmente del siglo XXI, pero con el rabo del ojo puesto ya en Homero, para siempre.
¡Gracias ganadores! ¡Enhorabuena!
Juanjo
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