Acabo de conocer la obra de este fotógrafo italiano, que ha querido fijar el objetivo de su cámara, además de en otras muchas cosas, en rincones de arte griegos y romanos, captando de ellos siempre un rayo de luz que los hace emerger sobre un fondo negro. Toda una metáfora de la cultura clásica para nosotros, todo un placer para los que nos emocionamos con el análisis sintáctico de una oración de Heródoto o de Cicerón igual que con las columnas de la Acrópolis, y, en estos días, espero que también todo un bálsamo para los héroes de 2º de bachillerato que estáis atrapados en los oleajes del sistema. Con un recuerdo muy especial para los que, de vosotros, paseasteis hace casi un año por los pasillos florentinos de los Uffizi, donde está el torso de la imagen. El camino es largo hacia Ítaca, pero, además de monstruos, hay obras de arte como estas. ¡Ánimo!
Si os ha gustado, no dejéis de visitar la página web de
Vasco Ascolini y lo que sobre él ha escrito Patricia Cañizares en
Estudios Clásicos.
Las imágenes son una auténtica maravilla. El efecto que hace la luz iluminando el escenario y produciendo esas sombras, sólo me hace pensar que si no existiera un lado opuesto en las cosas, la vida no sería tan increíble. Luz y sombras, odio y amor. Esas pequeñas cosas que tienen un lado positivo y un lado negativo, si se juntan, pueden crear maravillas como las imágenes de Vasco Ascolini.
ResponderEliminar¡Saludos!
En efecto, en la obra de Vasco Ascolini se puede apreciar fácilmente la maravilla que produce el enfoque de un poco de luz en el lugar adecuado, dejándonos una metáfora de la importancia de la cultura clásica, la cual brilla con luz propia. Esta obra invita a la reflexión sobre la importancia del mundo clásico, en básicamente, todos los ámbitos de nuestra sociedad actual de una forma original y fascinante con un trasfondo hechizante.
ResponderEliminar