CANTO V DE LA ENEIDA
«Salve, sagrado padre, de nuevo; salve, cenizas en vano recobradas, y ánimas y sombras paternas.»
Vir.En.5.80. (Andrea Croitoru)
«Unos temen perder una gloria ya propia y un premio ya ganado, y cambian su vida por la victoria; a otros el éxito les alienta: pueden porque creen que pueden.»
Vir.En.5.229-231 (Sergio Tinaquero)
«No me dejó el amor de gloria ni el honor vencidos por el miedo; pero la gélida sangre me entorpece con la pesada vejez, y se enfrían en mi cuerpo las fuerzas extremas.»
Vir.En.5.394-397 (Rosángela Reyes)
«Atónitos quedaron los corazones: las pieles ingentes de siete bueyes bien grandes rígidas estaban de plomo y de hierro cosido.»
Vir.En.5.404-405.(Miriam Núñez)
«Ellos mismos reparan los bancos y reponen en los barcos las maderas devoradas por las llamas, remos disponen y jarcias; son pocos en número, pero es vigoroso su valor en la guerra.»
Vir.En.5.752-754 (Sergio Tinaquero)
CANTO VI DE LA ENEIDA
La Sibila de Cumas, British Museum |
«Nacido de la sangre de los dioses, troyano Anquisíada, fácil es la bajada al averno; de noche y de día está abierta la puerta del negro Dite; pero dar marcha atrás y escapar a las auras del cielo, ésa es la empresa, ésa la fatiga.»
Vir.En.6.125-129 (Sergio Tinaquero)
«Sed mi guía, si es que hay algún camino, y alzad el vuelo por el aire hasta el bosque donde la espléndida rama da sombra al pingüe suelo.»
Vir.En.6.194.(Andrea Croitoru)
«Infeliz, Dido, ¿así que cierta era la noticia que me llegó de que habías muerto y buscado el final con la espada? ¿Fui entonces yo, ¡Ay!, la causa de tu muerte? Por los astros juro, por lo dioses y por la fe que haya en lo profundo de la tierra; contra mi deseo, reina, me alejé de tus costas. Que los mandatos de los dioses, que ahora a ir entre sombras, por lugares desolados me fuerzan y una noche cerrada, me obligaron con su poder, y creer no pude que con mi marcha te causara un dolor tan grande. Deténte y no te apartes de mi vista. ¿De quién huyes? Por el hado, esto es lo último que decirte puedo.»
Vir.En.6.455–466 (Rosángela Reyes)
«Entonces la vidente asi comenzó a decir: Caudillo famoso de los teucros, ningún inocente puede detenerse en el umbral de los criminales pero a mí, cuando Hécate me puso al cuidado de los bosques avernos, ella misma me mostró los castigos de los dioses y me llevó por todas partes.»
Vir.En.6.559-566 (Laura de la Iglesia)
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